Ir al contenido principal

ESTATUAS ECUESTRES Y PEDESTRES

“Los vencejos con ánimo de molestar/coleccionan estatuas ecuestres”: Joaquín Sabina, “No Permita la Virgen”, bellísima canción, vive Dios. Hablando de vencejos: no me resisto a citar una cosa de Umbral que se me quedó grabada para los restos: “Una tarde de vencejos en que tu madre te mandó a comprar algo”. ¡Una tarde de vencejos! No se puede decir más con menos. Bien, una vez puesto el artículo en suerte, el artículo, como el toro, hay que ponerlo en suerte, dejemos los vencejos y “vamos a sentarnos”, con mucho cuidado, “bajo cualquier estatua” (loor a Pablo Guerrero), que tan mal momento están pasando las pobres, que digo yo que qué culpa tendrán las broncíneas figuras para que las desnortadas hordas indignadas la hayan tomado con ellas: como protesta por la muerte de un ciudadano negro a manos de la policía de su país, EEUU. Demos gracias a que no les haya dado por entrar en los museos. Mucho, muchísimo, se me hace a mí que estaban tardado: las protestas indignadas. En efecto, es que son incontables las veces que hemos visto a un negro (suelen ser negros, aunque por lo visto los hispanos estamos peor considerados aún: yo fui víctima de ello) ser abatido a tiros por un policía. Y el personal se quedaba tan tranquilo. O eso parecía. Pues mira tú por dónde, esta vez no han sido las balas, sino una rodilla en el pescuezo lo que ha desencadenado la expansiva ola de protestas contra los usos/abusos policiales americanos. Si es que se estaba viendo venir. Era cuestión de semanas, de meses, no más. Por comparación con las racionales maneras de los cuerpos de seguridad, en la parte de Europa a la que pertenecemos, la más civilizada del mundo (la policía de Putin ya es otra cosita), lo de los americanos siempre me pareció un comportamiento salvaje, sí. Cada dos por tres, te sacaban en un telediario las imágenes de un ‘armario de dos puertas’ disparando a un negro que huía. Pues anda, arreglados estaríamos si hubiese que matar a todos los delincuentes que huyen. El policía de gatillo sencillo siempre tenía razón, claro. Y seguro que luego dormía a pierna suelta. Y seguro que le daban una condecoración: el equivalente a la ‘contracaza’, que en tiempos se pagaba por aquí a quien cazaba una alimaña. Pa matarlos. Las hordas indignadas y desnortadas, he dicho y me asegundo. Que los policías americanos son unos matones de discoteca (los matones de discoteca se han cepillado a más ciudadanos que toda la policía española), es algo que saben hasta los negros, y nunca mejor dicho. Pero de ahí a derribar toda estatua ‘viviente’ que la indignación se va encontrando a su paso, va un enorme trecho: tan ancho como el Atlántico, a cuya orilla europea han saltado las protestas analfabetas, que hasta al pobre de Cervantes (Alberti le considera un bendito) lo quieren pasar por la piedra. Que se vaya preparando Julio César.

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

Dos soles y cuatro lunas

  Pasado mañana, a las doce en punto de la noche, despediremos un año, y un instante después, estrenaremos uno nuevo. Y la Tierra, que es la madre del cordero, sin enterarse de la misa la media. ¿Por qué digo esto? Hombre, está muy claro. ¿Qué es un año? Un año, lo saben muy bien los niños, es el tiempo que pasa entre los regalos de un cumple y los del cumple siguiente. Aniversarios infantiles aparte, un año, como es sabido, es una medida astronómica: el tiempo que la Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol, a la módica velocidad de 108.000 km por hora, con lo que dónde coños estaremos cuando acabe de escribir esta columna. (Si a eso le añadimos que el Sol se está moviendo a una velocidad infernal, en derredor del centro de la galaxia, la Vía Láctea, y que nuestra galaxia se aleja como un rayo de las galaxias vecinas, ya tenemos el lío montado. Ah, se me olvidaba decir que la Tierra también gira sobre sí misma. Con todo ese jaleo de movimientos, no me extraña nad...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...