DE PEGASOS Y OKUPAS
Agapito Gómez Villa
Franco es el culpable, sí. Me estoy refiriendo, cómo no, a la canción del momento, a saber: el espionaje del móvil de Pedro Sánchez, quiero decir del teléfono móvil: en la acepción de móvil como motivación/intención, de antiguo se sabe que nuestro hombre no tiene otro que mantenerse en el poder, aunque para ello tenga que vender España en pedazos. ¿Que qué tiene que ver Franco con lo de Sánchez? Está clarísimo. ¿Cómo se llama el programa informático utilizado para ‘infectar’ (ahora se dice así) los móviles? Se llama Pegasus, nombre tomado del bello caballo alado de la mitología griega que cabalgase Zeus. Y díganme: ¿cómo se llamaban los famosos camiones y autobuses fabricados en España durante el franquismo? ¡Pegaso!, cuyo logotipo era el albo caballo volandero.
Sí, ya sé que tan sofisticado programa de espionaje, el Pegasus, es de autoría israelí, pero ¿ustedes creen que eso les sirve a la gente de Pedro? Calla mujer. Dentro de poco veremos a Echenique soltando esta soflama: “De Pegasus viene Pegaso, y decir Pegaso es decir Franco”. Lo que no dirá Echenique es lo más gordo: que es tal el número de contradicciones que el programa detectó en las conversaciones mantenidas por Pedro en el último año y pico, que tuvieron que implementar, ‘ad hoc’, una nueva versión de mismo, pues que los potentísimos ordenadores comenzaban a echar humo en cuanto aparecía su nombre (los rociaban con “un cubo de agua ya prevenido”, que hubiera escrito Lorca).
La verdad, me hubiera gustado dedicarle toda la columna al espionaje, tanto de Sánchez como de los independentistas catalanes, tal para cual. Mayormente para ‘cobrarme en especie’, sí. Nunca he podido soportar (dediqué artículo al respecto) que a los servicios de espionaje se les llame servicios de inteligencia. La inteligencia, no hace falta decirlo, es mucho más que eso, dónde va a parar. Pues bien, ahora, por fin, se está hablando más de espiar, espías, espionajes, que de inteligencia, que yo no quiero decir que los ‘cinematográficos’ espías sean todos tontos, pero de ahí a que, por el hecho de serlo, se les relacione con la inteligencia, hay un largo trecho.
De lo que precede, ya digo, habría querido hablarles en exclusiva. Pero resulta que anteayer me enteré de un suceso impactante: un alcalde de Gerona, como, a la vuelta del camino de Santiago, se encontrare su casa okupada, hacha en mano procedió a desokuparla. Yo, ni apruebo ni repruebo tan expeditivo método, pero me pregunto que en qué estaría pensando el legislador cuando dio carta de naturaleza legal a la okupación. Y esto otro: ¿de haber sido el legislador víctima previa de la usurpación de su vivienda, habría redactado una ley tan odiosa? Anda ya. Digo yo que si la okupación fuese hecha, al menos, por una familia de escasos recursos, la cosa tendría un pase, pero es que raro es el caso en que los okupantes no son los antaño llamados “vagos y maleantes” (¡otra vez Franco!)
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...