Ir al contenido principal

MESSI, EL RIDÍCULO ESPANTOSO DEL CATALANISMO

Hay cosas que no pasan el filtro de las áreas cerebrales donde radica el intelecto, que, por cierto, llegada la hora de la verdad, todo el encéfalo arrima el hombro a la labor, mas no solo el cerebro: “Se piensa con todo el cuerpo”, dijo Nietzsche. Un suponer: llega uno y dice que el que España tenga muchas lenguas es una gran riqueza cultural, y el personal va y lo acepta sin pararse a pensar lo que hay detrás. En efecto, cada lengua es un tesoro a conservar, sí, pero díganme: ¿para qué sirven las lenguas? Está claro: para entenderse con los demás. Bien. ¿Nos entenderíamos con los otros si cada territorio hablase su propia lengua? A mí me da que no. Dicho lo cual, la verdadera riqueza, la inmensa riqueza no es tener muchas lenguas, sino tener una común. ¿O no? Hete aquí que España tiene una lengua que no sólo nos permite entendernos con toda la ciudadanía patria, sino que nos sirve, además, para comunicarnos con seiscientos millones de personas del anchuroso mundo, así como para leer en su salsa a los grandiosos escritores de allende los mares. Pues bien, a los hooligans de la política, tantos por desgracia, ay, les ha dado por desterrar el español de sus respectivos territorios: sin ir más lejos, en Cataluña, perdón, en Catalunya, no hay niño que pueda recibir enseñanza pública en español. No conformes con lo cual, ahora pretenden llevar la batalla hasta el Parlamento, o sea, hasta llegar al pinganillo multiuso. Se conoce que ya no se acuerdan del espantoso ridículo de aquel día en el ‘Senao’, cuando un sevillano, Chávez, hubo de usar auriculares para entender a un cordobés que hablaba en catalán, Montilla. Para mear y no echar gota. Eso es lo que nos espera. Llegados a este punto, me viene a la memoria lo que tantas veces le escuché a mi madre: “Lo que más castiga Dios es la lengua”, y nunca mejor dicho: la lengua catalana en este caso. Me explico. Cataluña, perdón, Catalunya, desde el momento en que llega Pujol, uno de los hombres más perversos que ha dado la especie humana (ex aequo con Arzallus), emprende la cruzada contra el español, por tierra, mar y aire; incluso encontraron su Zeppelín (el escenario de las grandes concentraciones del nazismo, Nuremberg), el Camp Nou, lugar de las exultantes orgías catalanistas, cuyo buque insignia, el Barça, ¡estuvo siempre plagado de jugadores extranjeros! Y aquí viene lo mejor. La rutilante estrella del barcelonismo, Messi, jamás habló una palabra en catalán. Toma ya. ¿Puede haber mayor ridículo, bochorno, fracaso? (Ïtem más: un hermano del jugador se volvió a Argentina porque no soportaba que se le mirase mal por hablar español.) Por cierto, ¿no les resulta curioso que en los millones de horas y páginas que los medios de comunicación dedicaron a Lionel durante los diecisiete años que fue el mejor jugador de la historia del Barcelona, ningún periodista comentase jamás dicha cuestión? Así anda el periodismo deportivo. Qué razón tenía mi madre.

Entradas populares de este blog

MUFACE Y LA MINISTRA IGNORANTE

Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...

Dos soles y cuatro lunas

  Pasado mañana, a las doce en punto de la noche, despediremos un año, y un instante después, estrenaremos uno nuevo. Y la Tierra, que es la madre del cordero, sin enterarse de la misa la media. ¿Por qué digo esto? Hombre, está muy claro. ¿Qué es un año? Un año, lo saben muy bien los niños, es el tiempo que pasa entre los regalos de un cumple y los del cumple siguiente. Aniversarios infantiles aparte, un año, como es sabido, es una medida astronómica: el tiempo que la Tierra tarda en completar una vuelta alrededor del Sol, a la módica velocidad de 108.000 km por hora, con lo que dónde coños estaremos cuando acabe de escribir esta columna. (Si a eso le añadimos que el Sol se está moviendo a una velocidad infernal, en derredor del centro de la galaxia, la Vía Láctea, y que nuestra galaxia se aleja como un rayo de las galaxias vecinas, ya tenemos el lío montado. Ah, se me olvidaba decir que la Tierra también gira sobre sí misma. Con todo ese jaleo de movimientos, no me extraña nad...

DE LOS ALERTEROS Y LOS POLÍTICOS

Se han pasado el verano acojonando al personal con alertas por la caló (les gusta más una alerta roja que a un tonto una tiza), y para una vez que han podido lucirse, la DANA valenciana, ha pasado como en el cuento del lobo. Me refiero a los saltimbanquis/as que han convertido una ciencia, la meteorología, en un espectáculo circense, que lo único que les falta es comenzar sus intervenciones como aquellos genios que hubo: “¿Cómo están ustedeeees?” Tendrían que aprender del profesor Jorge Olcina (COPE) y de José Miguel Viñas (Rne), o de Mario Picazo, físicos todos, unos señores que tratan la meteorología con un rigor y una seriedad que da gusto, no como esa pandilla de histriones/as, ya digo, que parece que fueran ellos los hacedores del clima. Así les ha lucido el pelo con la “DANA más catastrófica del siglo”, que es como titulan ‘los otros’ a todas horas, tal que si estuviéramos ya en el 2099. Dice José Antonio Maldonado, físico también, que no entiende por qué se tard...