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PEDRO SÁNCHEZ VERSUS TAYLOR SWIFT

Lleva uno tantos años en este oficio (41), que me ha dado tiempo de ‘to’: de glosar la deriva independentista de Cataluña, sin ir más lejos. Hace años di por descontado en estas páginas que dicha región acabaría con el tiempo desconectando de España: lo de la amnistía es un capítulo más, sobrevenido. Para llegar a esa conclusión no hace falta ser uno de los cientos de miles de analistas políticos. Estuvo claro desde el momento en que Jordi Pujol, uno de los tíos más dañinos (‘ex aequo’ con Arzallus) que ha dado la evolución, idease lo de la “inmersión lingüística”, o sea, la inmersión hasta las cejas en el catalán, claro es, con la consiguiente segregación/portergación del castellano, esa birriosa lengua que hablan cuatro gatos, que yo no me explico cómo un hombre tan genial como Borges, hablante al mismo nivel de varios idiomas, pudo decir lo que dijo: “Creo que me moriré en español”. Nadie en la historia del mundo había dicho algo semejante sobre ninguna lengua. En fin, que también esta semana lo más lógico hubiera sido hablar de las aventuras de Pedro Sánchez. Pero no está el horno para bollos, no sólo en el Parlamento, sino en la calle: en la calle hay dos minorías antagónicas, capaces de desollar vivo a cualquiera que no piense como ellos. Dos minorías, insisto: que tiene razón Felipe González, cuando no ha muchos días afirmase que la ciudadanía está por encima de la clase política. Así que a otra cosa, mariposa. Hoy, la mariposa es por fuerza esa atractiva moza de la que todo el mundo habla: Taylor Swift. “El público enloqueció con el ambicioso y sensacional espectáculo, lastrado por el mal sonido del renovado Bernabéu”, decía el periódico. No he tenido la fortuna de ver a la mariposa en directo, pero no es menos cierto que, llevado por mi pasión por la música, me da lo mismo el género, uno ya conocía a la vistosa muchacha por los vídeos disponibles en internet (asombroso el concierto de Singapur). Lo cual que me ha encantado leer la catarata de elogios que se han vertido sobre ella. ¡Y también lo del “mal sonido”! Como te lo cuento. Sé que lo sucedido en el espectáculo musical no tiene nada que ver con mi experiencia en el estadio del Madrid, pero les aseguro que la última vez que estuve allí, me dije: “Yo aquí no vuelvo hasta que no ‘maten’ a este tío”. ¿Qué quién es ese tío? El encargado de decir las alineaciones, las sustituciones de jugadores y todo eso. Era tan estridente el volumen de los altavoces, que me dolían los oídos cada vez que decían algo. Soy madridista hasta las trancas (cruzo los dedos), pero “sintiéndolo mucho” (loor a Sabina), si la señorita Taylor me hubiese llamado para felicitarme el cumpleaños (lo tiene que haber visto en el HOY), se lo habría dicho muy clarito: “Hija, piénsatelo bien: el sonido es horripilante”. ¿Pedro Sánchez o Taylor Swift? No hay color: me quedo con la moza.

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