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OTAN NO, BASES FUERA

Todo el mundo habla del “show de Truman”, perdón, de Trump, también conocido como “El Niño de los Aranceles”. Por lo tanto, a mí me toca escribir de otra cosa. Otra cosa a la que le ha dado también un buen meneo el patrón de los botarates enriquecidos: la OTAN. Ah, qué tiempos aquellos cuando raro era el domingo en que la intelectualidad rampante, la de izquierdas, claro (no se puede ser intelectual y de derechas), se echaba a la calle tras una pancarta kilométrica en la que rezaba: OTAN NO, BASES FUERA. Y yo, izquierdista hasta las trancas, guerrista-felipista, incapaz de encontrarle ni una pizca de razón al lema. Mas no sólo socialista convicto y confeso (sin carnet), sino mucho más que eso: umbralista hasta el tuétano. No me digan que no era un desgarro lo mío: leer de rodillas la columna de Umbral y no sentir animadversión alguna hacia el invento. Cómo iba a estar en contra de la OTAN, si al otro lado estaba el Pacto de Varsovia, o sea, el comunismo, fuente de toda miseria, represión y muerte, a pesar de lo que callara aquel detestable impostor llamado Sartre. ¿Qué por qué hablo de la OTAN? Porque, el otro día, la resucitada María Zambrano, doña Yoli, dijo que España debería salirse de dicha organización. Con el trabajo que nos costó entrar. Con la de tretas que hubo de inventarse Felipe González para conseguirlo, que un día llegó mi padre a casa diciendo que habían dicho en la plaza que si no votaban les iban a quitar las pensiones. Total, que un siglo después vuelvo a encontrarme en situación similar: desgarrado mental y sentimentalmente. Por una parte, la petición/pretensión de una de las mujeres más brillantes que ha dado España, la vicepresidenta Yolanda Díaz (lean cualquiera de sus tratados), y por otra, la situación en el Este de Europa, con ese Putin, que en tiempos se dedicó a ametrallar a los desesperados que intentaban traspasar el muro de Berlín, sí hombre, aquello que cantase Nino Bravo: “piensa que la alambrada sólo es un trozo de metal”. “Libre” se llamaba la canción. Es que, visto lo de Ucrania, si no fuese por la OTAN, el ruso ya habría metido los tanques en todos los países que formaron parte de la URSS. ¿Y qué hacemos con las BASES, doña Yoli? No sé usted, pero yo, no hay día que no me levante deprimido por culpa de las malditas instalaciones americanas. No quisiera acabar sin dedicar unas palabras a la nueva Margarita Xirgu, María Jesús Montero. Unos minutos han bastado para que se agoten en internet las entradas para ver este verano a la otra vicepresidenta representando a Medea, a Electra, a Fedra, a Hécuba, lo que sea, en el teatro romano de Mérida. Al gran Jesús Cimarro no le podía pasar inadvertida una mujer con tales dotes para la dramatización: puñadas en los pechos (loor a Cervantes), el verbo encendido, la facies descompuesta por la ira, todo a la vez. He dicho.

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