Hoy,
aprovechando que a la misma hora que escribo, miles de enfermeros/as están
sufriendo el duro trago de la oposición para obtener plaza en el SES, tenía pensado
hablarles en exclusiva de un documento relacionado con un examen, para el 112, que
tuvo lugar no ha muchas semanas. “Por si quedaba alguna duda”, dice Santiago
Segura, o sea, Torrente, al final de la canción intitulada “Semos diferentes”.
Pues bien, para que no quede ninguna duda, mando al periódico copia del papel,
cuyo encabezamiento reza así. Ojo al parche:
“Cuestionario
de ‘pregusta’ correspondiente al proceso selectivo para el proceso selectivo
para el acceso a la condición de personal estatutario fijo en plazas de Diplomados
Sanitarios…”
Toma ya
literatura fina. Ahí tienen un buen motivo aquellos que deseen impugnar el
examen y que sea declarado nulo, como en el caso Mejuto: esta vez, por defecto
de forma, que dicen los juristas. ¿Puede haber acaso mayor defecto de forma que
una redacción tan zarrapastrosa como ésa? A mí me ponen una cosa así por
delante y me levanto en mitad del aula y le monto un pollo al personal de padre
y muy señor nuestro. Lo que yo te diga. Lo mínimo, un respeto.
Pero no sólo
es el atrabiliario encabezamiento, no. Nada más empezar el serial de las
preguntas, aparece una perla de muchísimos quilates. Sabedores los regentes,
perdón, gerentes, de la sanidad regional qué es lo que verdaderamente importa a
la hora de salvar vidas (el 112 salva vidas: el otro día, en Madrid, se
reencontraron, emotivamente, salvados y salvadores), a las primeras de cambio,
zas: en qué ciudad extremeña tiene su sede el Personero del Común. ¿Que usted
no sabe qué es el Personero? Vergüenza tendría que darle. Pues no pienso
decirle ni una palabra. No obstante, como médico que soy, quiero hacerle una
advertencia: sospeche de un sanitario del 112 que no conoce al dedillo los
temas de legislación que aparecen en el temario de la oposición.
De eso quería
hablarles, en exclusiva, ya digo. Pero los acontecimientos se precipitan y se agolpan
y se suceden de modo vertiginoso. En ésas estábamos, cuando me entero de una
noticia que, a mi entender, no ha sido suficientemente valorada. Los hechos
sucedieron así. Miles de subsaharianos se disponen al asalto de la valla de
Melilla, perdón, de la ciudad autónoma de Melilla. Un guardia civil, apostado
en su garita, escucha en el transistor el debate de la nación, momento en que
interviene Rubalcaba o Cayo Lara, no sé. De repente, se le viene a las mientes
una idea: “Se van a enterar estos tíos de lo que es bueno”. Y va y conecta la
radio a la megafonía de las alambradas. Uno de los muchachos, comienza a
traducir en voz alta lo que vomitan los altoparlantes sobre la situación de
España: millones de parados, comedores públicos repletos, niños famélicos,
mendigos buscando comida en la basura, desahucios cotidianos, desmantelamiento
de la sanidad pública, corrupción a mansalva, empresas en ruina,… Me cuentan
que las escenas que allí se vivieron no son para contarlas. Con lágrimas en los
ojos, uno a uno, los jóvenes fueron volviendo cabizbajos sobre sus pasos,
camino de la preterida opulencia de sus respectivos países.
Y en esto va y
se nos muere la guitarra, perdón, Paco de Lucía.