UNIDAD DE DESTINO FORESTAL
Indignado, que no
sorprendido, por la actuación de los mozos, o sea, los mossos, en su pretensión
de comportarse como los primos de Zumosol de los policías del mundo (ocultando
el chivatazo belga, impidiendo la actuación de los ‘tedax’, etc.), cuando no
dejan de ser unos alevines, unos mozalbetes, al lado de la policía nacional y
la guardia civil, e indignado asimismo por las declaraciones del enfermo Puigdemont
(el nacionalismo es una enfermedad: ha producido millones de muertes),
echándole encima a Rajoy los recientes cadáveres, paso sin más dilación a otro
motivo de mucha indignación y de mucho sufrimiento: los incendios forestales
provocados.
Han sido tantos los escritos que he dedicado
a tan doloroso asunto que, preso ya de inoperante impotencia, decidí no volver a
hacerlo. Pero he sido incapaz de substraerme: luego de escuchar en la radio las
hectáreas a miles calcinadas en León, al ver en estas páginas las llamas
trepando por la Alcazaba (“Incendios en Hervás y Cilleros”, un día antes), no
he podido resistirme. Así que, sin pensarlo dos veces, me he puesto a disparar
a quema ropa (cada pulsación en el teclado es un disparo), contra los canallas
que se dedican a provocar los fuegos.
Es tal el sufrimiento que me produce la
visión de las llamas, que en cuanto las veo aparecer en la tele, cambio de
cadena ipso facto. Pero no crean ustedes que soy tan provinciano que sólo me
conduelo con lo nuestro. Qué va, hombre, qué va. Llevo un veranito que no vivo
con lo de Portugal, ardiendo que está por los cuatro costados (no me olvido de las
vidas humanas perdidas, claro). Por Grecia también lloro. Cuando cada
atardecer, veo que las nubes del poniente no son nubes, sino humo portugués, me
invade una inmensa tristeza. Humo que se hace español en cuanto cruza la
frontera. Ahí quería yo llegar: si no hay fronteras para el humo (otros años no
las hubo ni para las llamas, ay), a este respecto, la península Ibérica (y por
extensión, Europa toda) debería principiar a funcionar como “Una unidad de
destino en lo forestal”, que hubiera dicho José Antonio Primo de Rivera
(“España es una unidad de destino en lo universal”).
Sí, ya sé que en la querida Portugal (adoro
Portugal) están colaborando, me alegro mucho, personal y medios españoles,
franceses e incluso marroquíes. Pero digo yo que si no va siendo ya hora de que
Europa toda tome cartas en el asunto y se implique como un solo hombre en tan
catastrófico asunto. ¿No sería acaso otra forma de combatir el cambio climático,
la lucha contra la desolación/desertificación que los incendios provocan? A qué
esperan, pues.
Y ya para acabar, quisiera decirles que no
estoy en absoluto de acuerdo en el cambio legislativo que el gobierno español
prepara para castigar a los malnacidos que queman los campos, una vez juzgados
y condenados, claro: subirlos a un helicóptero y mediante una cuerda,
depositarlos lentamente en mitad de las llamas de un bosque. ¿Que eso es lo que
se merecen? Tal vez. Pero sería de todo punto inexplicable que a un/a
terrorista, autor de múltiples asesinatos (la Tigresa, un suponer), le salga
cada muerto a menos de un año de cárcel y hacer lo del helicóptero con los
pirómanos. Yo, la verdad, me opongo a semejante condena. Aunque, bien mirado, sería
un castigo bastante ejemplarizante y un punto disuasorio.