Tengo el
paladar detenido en Atapuerca: como mayormente por/para alimentarme. En eso me
parezco al nuevo Pablo de Tarso: quién va a ser, Alfonso Guerra, que hace
cuatro días acaba de caerse del burro catalán. Pero se conoce que del golpe le
tiene que haber quedado una amnesia retrógrada: no se acuerda de que la
Cataluña actual es la niña que fuera malcriada por Adolfo, Felipe, José Mari, José
Luis y… Mariano. Sí, Mariano: recuerden los vagones atestados de millones camino
de Barcelona, para calmar los ánimos independentistas: que Santa Lucía le
conserve la visión. “El acto de comer me aburre”, le dijo Alfonso al buen
periodista, Víctor Márquez Reviriego, tiempos en los que se alimentaba de chocolatinas.
En eso, ya digo, soy como él, pero sin chocolatinas. Vamos, que me da lo mismo
troncho que berza. ¿Que no? Una noche, invitado que fuera junto a muchos
médicos a la presentación de un medicamento, dependencias de un prestigiosísimo
restaurante, finalizado el evento, resigné la cena y me fui a casa a comerme
dos naranjas con pan. O sea, que si me ven ustedes en un refectorio público,
nunca es motu proprio, sino porque vivo en sociedad: soy un “comedor social”.
De mi experiencia como tal, he ahí lo que viene a continuación, que a más de
uno le sonará, pues que, en estos días de paz, amor y felicidad, no hay quien
se libre de una comida/cena de empresa, al menos.
Mientras lo
piensan, ¿les pongo alguna cosita de beber? Sí, seis cervezas y dos vasos de
vino. ¿Qué vino prefieren: un riojita o un riverita? Un riverita, pero del
Guadianita, que ‘semos tos’ de aquí. O sea, que son seis cervecitas y dos
copitas de vino. ¿Nos pone alguna cosita para picar? Sí, ahora les traigo unas
aceitunitas y unas patatitas. ¿Lo han pensado ya? Estamos en ello. Yo creo que
lo mejor sería poner primerito unas entraditas para compartir: un platito de gambitas
de Huelvita, otro de jamoncito iberiquito, un poquito de quesito, unas
morcillitas, un carpachito de venadito, y una ensaladita con pimientito,
cebollita y ajito. Estupendito. ¿De segundito, qué tienen ustedes? Para los que
prefieran pescadito, tenemos merlucita a la romanita, rodaballito a la
espaldita y lubinita a la salecita (diminutivo de sal). En lo que es carnita, tenemos
unas chuletitas de cabrito muy tiernitas; tenemos también un solomillito con
tortita del Casarcito (mi pueblito), acompañado de patititas frititas; también
tenemos filetitos de ternerita de Avilita. Me imagino que, con el añito tan
sequito que tenemos, no tendrán setitas. Pues mire, por aquí ha llovido
bastantito: precisamente ahora mismito estamos celebrando la “semanita de la
seta” (lo juro por mis nietitos: en Béjar, no hará dos meses), así que les
puedo poner unas setitas a la planchita, con un guisito marquita de la casita,
un platito para toditos, que es lo uniquito que nos queda. ¿Nos puede traer un
poquito de panecito? Sí, ahora mismito les traigo unos bollitos y una botellita
de agüita.
¿Van a tomar
algún postrecito? Qué tienen ustedes. De la casita, tenemos unas natillitas
riquísimas, lechita merengadita y unas torrijitas para chuparse los deditos. A
mí, como no puedo tomar azuquita, me traiga una manzanita. Y cuando pueda, nos
da la cuentita.
(Aunque sea
entre parentesitos: Feliz Navidadita.)