Ya tenía yo ganas de dedicarles unas palabras
a dichos ‘boys’, pero no encontraba el motivo de donde ‘colgar’ la cosa. Y lo
vine a encontrar la otra noche, en la ceremonia de los Goya, maldita la gracia,
ay. ¿Qué quiénes son esos señores? Se trata de una terna, a cual de ellos más
sabio, que intervienen en un programa de radio dedicado al cine, pastoreados
por el buen periodista, Luis Herrero, cuyo título es, precisamente, el de este
escrito. Entre los tres, reúnen toda la sabiduría del mundo, excepto los
saberes científicos, que no se puede estar en todo. Escucharlos es “Una
delicia sen rival”, que reza la
propaganda de un café portugués. El uno se llama Eduardo Torres-Dulce, nombre
que sonará a más de uno, pues que ocupó el cargo de Fiscal General del Estado,
no ha muchos años. El otro se llama Luis Alberto de Cuenca, erudito a más no
poder en el grandioso universo de la cultura greco-latina, casi nada; no
conforme con lo cual, un verano de estos, como el que no quiere la cosa, le dio
por escribir poesía y le otorgaron el Premio Nacional. El tercero, de memoria
prodigiosa, además de saberlo todo, ‘el Larousse’ le llamó la bella Paula
Echevarría, es un celebérrimo director de cine, autor de un buen puñado de
películas que forman parte del acerbo cultural de este país, llamado España,
una de las cuales mereció ser galardonada con un Oscar: José Luis Garci.
Pues bien, hete aquí que, en el reciente e insufrible
aquelarre de los Goya (lo vi a la fuerza: yo no mando ni en mi casa, así que
imaginen en la ajena), presentada que fuera por los Buenafuente (qué ingeniosa
y elegante despedida la suya, culos al aire), sin saber a cuento de qué, la
señora Abril, jugando con el título de su última y excelente película, va y se
burla del cineasta: “El Crack Cero…nominaciones”. ¿Se imaginan una mofa
semejante al otro director oscarizado, Pedro Almodóvar? Imposible. Pedro,
artista incontestable/indiscutible, es de la cuerda de la progresía, y el otro
va por libre, y eso no se perdona en un colectivo plagado de progres de carril,
sectarios hasta la náusea. Garci: "Yo
nunca he sido progre. Para mí, progre es el que está a lo que se lleva, el que
no tiene voz propia,". A la mañana siguiente, lo comentaría el crack de la
radio, Carlos Herrera, claro. “Lo que no comprendo es por qué se han burlado de
él”.
En fin, que como el señor Garci no va a
entrar en el juego, “ofende quien puede, no quien quiere”, lo hago yo por él,
que me siento ofendido en su nombre. Por otra parte, en tan numeroso colectivo
de vendidos y cobardes, hubo de haber, claro es, algunas personas decentes: el
gran Antonio Banderas, por supuesto. Malagueño de pro para más señas. Por eso, no
hubiera estado nada mal que Antonio hubiese recordado a los valientes del No a
la Guerra, que el lugar donde se encontraban lleva el nombre de un humilde
concejal de Málaga, asesinado a tiros por la eta, ante los aterrados ojos de su
mujer y de su hija: J. M. Martín Carpena.