PROSISTAS PROFÉTICOS
Agapito Gómez de la Villa
Estaba yo tan contento (perdón, tan feliz) por haber sido el primero que, desde las páginas de un
periódico había aconsejado al personal no ver los telediarios pandémicos, esa cosa analfabeta y
acientífica, ese bodrio infame e infamante, vergonzoso y vergonzante, agobioso y agobiante,
deprimente, ignorante, cuando hete aquí que, el otro día, leyendo a mi admirado Manuel Vicent, al
que me acercó con frecuencia, a sabiendas de que su tendenciosidad izquierdista llega hasta la
mentira flagrante (Aznar no llevó a la guerra de Irak ni un soldado español, como escribe sin el
menor rubor; sí los llevó 'mi' Felipe: soldados de reemplazo), les iba diciendo que el otro día voy y
me encuentro que lo mío había sido escrito tiempo ha, maldita sea: "No pienses en política, que te
deprime, ni veas los telediarios" le dice el médico a Javier de Sosa, nombre con el que Vicent
llama, "Desfile de ciervos", a Fernando G. Tola (se ve a la legua), aquel famoso periodista que
hubo en la tele, herido ya de muerte que estaba. Como ven, Vicent se me adelantó varios años,
por algo muy distinto a lo mío. Pues bien, este médico de cabecera que les habla, también hubo
de decirles algo parecido a los pacientes que se me confesaban abrumados/deprimidos/
angustiados por la situación política actual: "Cambia de emisora".
En ésas estábamos cuando la otra tarde, releyendo "Juegos de la edad tardía" (leer es releer),
asombrosa ópera prima de Luis Landero, 1989, voy y me encuentro una cosa que me queda
estupefacto, pues que recoge en una sola frase las dos fuentes contaminantes arriba
mencionadas. "La política y los microbios, los peores enemigos del hombre". Si no lo veo, no lo
creosota, le dice doña Gloria a Gregoria Olías. Uno sabía que nuestro paisano de Alburquerque es
autor de una prosa deslumbrante, pero desconocía hasta ayer sus dotes proféticas. Quién le iba a
decir a Luis que tres décadas largas después de aquello, "los peores enemigos del hombre" nos
llegarían...a la par, sí: en una España gobernada por gentes de medio pelo (la política), irrumpe de
repente una pandemia que lo pone todo patas arriba (los microbios). Más puntería, imposible.
¿Cómo es posible tan certera premonición? ¿Pura casualidad? Yo prefiero pensar que eso lo da
la genialidad. ¿Es casualidad lo ya glosado aquí en su día sobre Pániker y sobre Valle-Inclán?
Pániker: "Para que dos personas se entiendan se necesita un 'metalenguaje' previo". Décadas
después, esa 'casualidad' valdría un premio Nobel de Medicina: al descubridor de las "neuronas
espejo", el prodigioso sustrato del citado 'metalenguaje'. Valle: "Las cosas no son como las vemos,
sino como las recordamos". Un siglo después, van los neurofisiólogos y demuestran que es así:
Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias de Investigación.
Vicent, Landero, Pániker, Valle-Inclán (por orden de aparición): cada cual con su profecía a
cuestas. (La de Vicent no la he dicho todavía: "El XXI será el siglo de la mujer". Cumpliéndose
está: enseñanza, sanidad, judicatura...)
Me lo dijo mi dilecto amigo, Manuel Encinas, más de cuatro décadas ya: “Abre la consulta”. Y como el consejo venía de una persona que tenía muchos dedos mentales de frente, abrí la consulta. Total, que toda la vida he trabajado para la seguridad social y para MUFACE, el funcionariado, mayormente de la docencia. Incluso me dio tiempo de ser médico de la institución penitenciaria, diez años. O sea, que conozco el paño como el primero. Por eso, cuando el otro día leí que la ministra de sanidad mostraba su decepción por la continuidad de MUFACE, me dije para mí: “Esta mujer no sabe lo que dice”. Nadie discute que el sistema nacional de salud, la seguridad social de toda la vida, es de lo mejorcito que hay por esos mundos de Dios: gracias al sistema MIR, claro, que no es otro el secreto. Pero no es menos cierto que, teniendo como tiene el funcionariado la posibilidad de elegir entre el sistema nacional y el de MUFACE, al iniciar su andadura profesional, y una vez al año para cambiars...