Lo he glosado aquí en diversas ocasiones: durante los últimos decenios vi a diario el programa de La 1, “Corazón, Corazón”, no sólo por admirar a la impar Anne Igartiburu, “a la que todo le sale adornado”, que dijera Delibes de Umbral, sino por enterarme de cómo iba la vida nacional: Paquirrín y su madre, Ortega Cano y sus hijos y por ahí seguido. De la noche a la mañana, aquel programa tan instructivo, van y me lo cambian por uno de cocina (he dicho cocina, no Corinna, ojo), cuyo presentador era Miguel Ángel Muñoz, un muchacho que me cae de maravillas, desde que lo viera junto a Jesús Calleja por esos mundos de Dios. Y hete aquí que, cuando ya empezaba yo atreverme con la tortilla francesa, de sopetón, me quitan los fogones y me ponen una cosa destinada en exclusiva a seguir las andanzas del Emérito: que si cuentas en paraísos fiscales, que si tarjetas traslúcidas, perdón, opacas, que si defraudaciones millonarias, que si comisiones por aquí, que si donaciones por acullá. Ante lo c...
Artículos de opinión publicados por Agapito Gómez Villa